La película-documental Soy Improvisao, se encuentra en su etapa de post producción. Este documental tiene 5 años en producción y actualmente se encuentra en corte final de edición, mezcla, colorización y musicalización.
Fue galardonado por Ibermedia en Desarrollo y por el fondo Proartes para completar la postproducción.
Su estreno se espera para finales de 2014 en el país.
Los toreros improvisados son parte de la cultura costarricense y no de esa cultura privilegiada que se encuentra en los libros oficiales de historia, o que es motivo de actos públicos, es la “otra cultura” que se reconoce como una cultura de lo popular, de lo circense, de lo improvisado y lo bufonesco, elementos que se convierten en un reflejo de la sociedad actual, son estos motivos los que componen esta historia que busca visibilizar a estos “actores” anónimos, sus historias, vivencias y heridas, que cicatrizan con el paso de los años ante la mirada despreocupada de los que disfrutan de su show cada fin de año.
Por lo tanto, este proyecto se aborda desde la intimidad de tres personajes que año a año representan una colectividad expuesta a través de la televisión y que se ha concebido como tradición de fin de año. Las “Fiestas de Zapote” son un pretexto para estos tres hombres que otorgan significado a sus individualidades, por medio del sentido que otorgan a esta actividad. De esta manera, el documental nos presenta otra perspectiva de lo que ya de por sí vemos a través de las televisoras nacionales y en eso radica el aporte que se puede dar al medio cultural.
No se trata de “levantines”, ni del redondel, tampoco se trata de toros. Lo que vemos en el documental son historias que develan humanidades, así en plural, ya que cada una de las tres historias nos cuenta una forma de llevar a cabo la humanidad y una forma diferente de mirarse a sí mismo, de enfrentarse a su masculinidad, a su soledad y a sus defectos, convirtiendo un espacio común que es el redondel en un refugio vital, donde de alguna manera los puntos de inflexión que determinan sus vidas, no los alcanzan y donde experimentan un sentido de existencia llevado al límite.
Es así como nuestro aporte como organización al medio cultural, se posiciona en ofrecer esa perspectiva que queda al margen, la de individuos que al ser “masificados” desde la etiqueta de “toreros improvisados”, se les diluyen sus historias individuales y las razones que cada uno tiene para afirmarse cada vez que se exponen en el redondel. Este tratamiento humano, esta búsqueda de las perspectivas excluidas, fue un elemento importante para que la película obtuviera la declaratoria de interés público por parte del Ministerio de Cultura y Juventud de nuestro país (se adjunta en los documentos).
Pretendemos así, ofrecer otros relatos de una parte de la cultura popular de nuestro país.
